Revista Yojtzijon-Diálogos

«Guatemala: Actores políticos, voces de los pueblos originarios y el camino hacia una nueva primavera democrática»

El quinto número de nuestra revista Yojtzijon-Diálogos está dedicado a aquellos acontecimientos que, a partir del 25 de junio, han marcado un antes y un después en la historia política, social y cultural de nuestro país. No solo han marcado ese parteaguas, sino que han sido un ejemplo para otros países de cómo ganaron la primera vuelta de las elecciones el 25 de junio unos dirigentes valientes y convencidos de que podían ganar – a pesar de no estar ni siquiera en los sondeos – y de cómo un líder, Bernardo Arévalo, surgido de la nada, o casi de la nada, con un partido pequeño, pero con un liderazgo carismático firme y valiente en su partido, se situaron, desde el principio del recuento electoral, en el segundo lugar para sorpresa de todos, incluso de ellos mismos.

Con un discurso muy claro y contundente de no a la corrupción, al fraude y a la cooptación del estado y del aparato judicial y, sobre todo, con un programa político firme y coherente, con una serie de medidas factibles fue como pudo convencer a una buena parte del electorado, sobre todo del electorado joven, urbano y mestizoladino que, desde el principio, apostó por esa vía y «sí le vieron llegar».

Este hecho, sorpresivo para buena parte de la población en la primera vuelta, fue acompañado de una segunda vuelta, cuando Bernardo Arévalo y su equipo arrasaron en casi todos los departamentos y en todas las clases y los grupos sociales rurales y urbanos, indígenas y mestizo-ladinos, mujeres y hombres. Se convirtió en un fenómeno tan novedoso que no fue percibido ni siquiera en las encuestas y que, sin
duda, destanteó a todas las elites de poder. Estas iniciaron, por todos los medios y con todo su arsenal de asesores, de instituciones públicas al servicio de la corrupción – especialmente del MP y otras instancias jurídicas y judiciales y, sin duda alguna, con el apoyo del gobierno, el presidente, el congreso y un sector de la oligarquía que los financió- una campaña de amenazas a los ganadores, al presidente electo y a su vicepresidenta, al partido Semilla con una serie de bloqueos, de trabas jurídicas y judiciales y con una cruzada mediática, que finalizó en un intento de golpe de estado judicial, que duró más de dos meses, hasta que la CC se pronunció -al fin aunque con un retraso considerable-, a favor de aceptar los resultados electorales y frenar los intentos golpistas, incluso en contra del Tribunal electoral.

Sin embargo, el elemento más decisivo en esta larga pugna por la hegemonía política y cultural fue la participación de las Autoridades Ancestrales, especialmente 48 Cantones que, con la madurez que les ha caracterizado siempre y con una estrategia muy bien definida, tomaron las ciudades y de establecieron bloqueos y movilizaciones populares en toda la república. Decretaron un paro nacional que mantuvieron más de 90 días, con una coordinación impecable entre todas las Autoridades Ancestrales, establecieron turnos rotativos entre ellos en las plazas de Gerona, ante el Ministerio Público, el Congreso y en los Tribunales, cuando se produjeron hechos lesivos en contra de ciudadanos/as, o en contra de los intereses
del conjunto de la población.