¿Conmemorar las Independencias de Guatemala y Centroamérica o revisitar nuestra historia y renegociar nuestra memoria?

Conmemorar el Bicentenario de la Independencia de Guatemala y de Centroamérica de la Monarquía Hispana tiene un contenido altamente simbólico, en el que se fusionan elementos institucionales, artísticos, culturales y populares con remembranzas históricas que relatan rebeliones triunfantes o fallidas, y pactos sociales que han sido escasamente reconocidos y estudiados por la historia oficial, la historia de las hazañas patrias de las Independencias.

Conmemorar los 200 años de la Independencia nacional es también evocar un matiz especial de cooperación en una lucha por una nación más grande, por continuar aquel modelo de unidad de los pueblos centroamericanos que, con significados y diferentes manifestaciones, expresaron la necesidad de romper el vínculo colonial de dependencia que les atenazaba y configurar las nuevas Repúblicas del Centro de América.

Conmemorar adquiere significados diferentes dependiendo de quién conmemora – dominantes o subalternos, perdedores o vencedores- y qué se conmemora: la nación homogénea o la nación étnico-cultural o las naciones plurales, con diversidad étnica y de género.

Repetir el discurso hegemónico sobre la existencia y la lucha de los próceres criollos, mestizo- ladinos y de los símbolos patrios, no es reafirmar la necesidad de una nación, cívica, étnica y plural, sino olvidar que en las Independencias participaron actores que han sido eclipsados o escasamente estudiados y reconocidos como parte de las luchas emancipadoras y como parte fundamental de los Pueblos y de las nuevas naciones.

Esta es una buena ocasión para abordar el Bicentenario desde la perspectiva de los marginados de la historia oficial, a la sazón, los pueblos Mayas, Xincas, Garífuna, pipil, Misquitos y de otros grupos étnicos que tuvieron una amplia participación en el proceso independentista. Es una buena oportunidad de que los Pueblos Indígenas, las mujeres y otros grupos subalternos interpelen al Estado por haberles invisibilizado o no haber contado con su aportación en la formulación de un nuevo modelo de Estado y de Nación Independiente. Cabría preguntarse, ¿independientes de quién y qué nuevas dependencias de otras metrópolis se establecen a partir de la Independencia de España?

No hay que olvidar que se conmemoran los 200 años de las Independencias Centroamericanas, y que, es una ocasión no tanto para volver a rememorar las hazañas de los criollos en la Independencia ni la anexión a México, ni la construcción de un Estado que se olvidó de los Pueblos originarios y de las mujeres, y no se les consideró tampoco parte de la nueva nación. Se trata de buscar una nueva forma de abordar las Independencias y de reinterpretar la historia con un pensamiento crítico y emancipador, con otra mirada que contemple la alteridad, el pluralismo cultural y la diversidad étnica y de género; con una mirada, en fin, que contemple el compromiso político de aquellos sectores marginados o invisibilizados en la Historia Oficial o escasamente abordados.

Conmemorar supone establecer una negociación de memorias que se enfrentan, se contraponen y dialogan, de ahí la importancia de aprovechar las conmemoraciones y otras actividades, como el mapeo o los lugares de la memoria, como puntos de encuentro y de reflexión para negociar y reinterpretar nuestra memoria colectiva y escribir nuestra historia. Con la mirada de los sectores subalternos que fueron ocultados, y que cuestionan el proyecto de nación y los símbolos patrios tradicionales como la bandera, el escudo, el himno nacional, que no representan al conjunto de la ciudadanía ni de los Pueblos originarios. Rescatar todas estas miradas olvidadas o no reconocidas, contribuirá a reescribir una nueva Historia y a renegociar nuestra Memoria.

Es a su vez una buena ocasión para repensar, qué papel ha jugado España después de las Independencias con relación a América Central y en general América Latina, como “la Madre Patria”, como una hermana mayor con la cual compartir proyectos y estrategias o como una hermanastra con actitudes y políticas ambivalentes.

De ahí que, como Fundación María y Antonio Goubaud Carrera, que uno de sus objetivos es el estudio y análisis de la realidad de Guatemala y de Centroamérica, no sumemos a conmemorar el Bicentenario de las Independencias desde otra óptica y con una nueva mirada más plural y por ello veamos la necesidad de “historiar la memoria”, es decir, conocer, interpretar y evidenciar la participación de los pueblos indígenas, las mujeres y los sectores excluidos en la formación de los nuevos estados y de las naciones, es por ello que creemos en la importancia de revisitar la historia y recuperar Nuestra Memoria y si fuera posible, renegociar, de manera conjunta con otros sectores y grupos interesados en renegociar la memoria colectiva y en abordar una nueva forma de entender la historia.

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